martes, 25 de diciembre de 2012

Fósiles de nuestro tiempo

Incrustados en las capas modernas de nuestras ciudades, ahí están ante todo aquel que los quiera ver, testigos de otros tiempos tan iguales y tan diferentes a los que vivimos. Si no caen ellos antes bajo el empuje de excavadoras y piquetas, no está lejano el momento en que marche para siempre el último que pueda recordarlos mientras aún eran parte de la vida de la población.

Pero para ser un fósil antes hay que haber vivido ¿O bastaría con haber sido escenario protagonista e imprescindible de la vida de los demás, de una parte que no podría haber existido sin él?  La ilusión en las largas colas, la incomodidad de las sillas plegables de madera, las burbujas en nuestra nariz de esa Fanta de litro nunca suficientemente fría, el bocata de tortilla que se desborda por los laterales, el chasquido de las pipas... ¿no son los cimientos sobre los que se fundan nuestros esparcimientos de hoy?... El frescor de la brisa nocturna, el griterío de las incruentas peleas de karate de vuelta a casa en grupo, los primeros besos y ansiosas caricias cuando la luz se apagaba ¿no son esos escasos momentos que, pese a su lejanía, aún anudan nuestra garganta y nos dificultan la respiración al recordarlos?




Cine Bahía, Santa Pola (Alicante)


Y sin embargo ahí están: cuatro muros a los que nadie presta atención al pasar, que ni siquiera se ven. Edificio con fecha de caducidad cumplida, con sentencia de muerte firmada. Si no fuera por la crisis, un fósil menos en la ciudad siempre cambiante.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Estrellas

Me levanto por la mañana, me he tomado el día libre, hoy va a ser un día especial, el sol despierta tímidamente, el frío ha dedicido acompañar, las nubes se colocan y todos testigos de mi plan. Es nuestro día, nuestro cumpleaños, solo dos, y durante todo este tiempo he aprendido a hacer magia, para lo imposible, para soñar y volar, para hacer lo absurdo, tocar el infinito, convertir lo inviable en tangible, y hacer locuras... hoy te he bajado las estrellas del cielo.





"Look at the stars,
 Look how they shine for you..."
 Yellow - Coldplay

domingo, 2 de diciembre de 2012

Camino del Norte

No es fácil explicar el atractivo del cicloturismo, al menos si uno quiere escaparse de los tópicos habituales como la sensación de libertad, el contacto con la naturaleza o el hacer camino a una velocidad humana, no maquinal. El cansancio, el dolor en culo y manos o la tensión que siempre aparece cuando se va haciendo tarde y aún no se tiene donde dormir, no sólo son inevitables sino la parte de la experiencia que la completa y le da realidad. No se trata de viajar en bici, sino de vivir en bici. Con todo su mundo a cuestas el viajero se enfrenta a lo que se va encontrando que no sólo puede ser bueno o malo, agradable o incómodo, sino que podría ser -y en los viajes memorables lo será- inesperado. 


La niebla gélida que le hace castañear los dientes una mañana tras varios días de sol radiante y el guiso de potro con sabor a otros tiempos que devora en una sencilla casa de comidas -y a ocho euros el menú- no son más que dos de los detalles que en su conjunto darán temperatura, luz, sabor y aroma a sus recuerdos. Y es que un bien viaje no arranca al salir, sino cuando surge la idea, y no acaba al llegar, en realidad no acaba nunca. No se recuerda la rutina sino lo nuevo, lo inesperado, y sólo se vive lo que se recuerda, lo que hizo mella. Si es cierto que la vida es camino, habrá que salir más a él.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Yo.







Me gusta viajar.
Me gusta volar.
Me gusta soñar despierta.
Me gusta soñar dormida.
Me gusta la niebla.
Me gusta el sol.
Me gusta ver la vida a través de un visor.
Me gusta hablar contigo.
Me gusta reír por cosas absurdas.
Me gusta que formes parte de mi vida.
Me gustan los baños de espuma.
Me gustan los pasteles.
Me gusta que las canciones hablen de mi.
Me gusta andar descalza.
Me gusta acariciar.
Me gusta provocarte.
Me gusta la hora de salir del trabajo.
Me gusta observar a la gente.
Me gustan las cosas pequeñas.
Me gustan las cosas grandes.
Me gusta que me llames.
Me Gusta estar sola.
Me gusta saber que existes.
Me gusta ver pelis antiguas.
Me gustan los cucuruchos de castañas calentitas.
Me gustan las sonrisas.
Me gusta descubrir lugares repletos de gente que los ignoran.
Me gustan las miradas complices.
Me gustan los besos interminables.
Me gusta que estés cerca.
Me gusta el algodón de azúcar.
Me gusta saber que algún día te conoceré...

viernes, 16 de noviembre de 2012

Descartes

Descartes, no René, es el peor enemigo de los negativos. Nuestra materia gris el ejecutor, lanzador de procesos con estructuras complejas que examinarán miles de caminos y posibilidades en fracciones de segundo, para obtener un veredicto, me gusta, o no;

Los ganadores podrán ser mostrados y puestos a prueba en otras estructuras cerebrales, para obtener un veredicto, coincidente o no con el original; Normalmente se escribiría sobre los 'me gusta', pero por algún otro extraño proceso que habita en mi, siempre he tenido interés por los malos no tan malos, los 'no me gusta', así que me centraré en estos, los descartes.

Los perdedores de la selección cerebral, condenados al fracaso, pasarán a ser una combinación de bits con dos salidas, la muerte o la cadena perpetua. La muerte del material binario no me suscita ningún genero de debate interesante, más allá de los métodos esotéricos (para los neófitos) de borrado sobre un soporte magneto-óptico.

Los negativos sentenciados a cadena perpetua quedaran encerrados de por vida en lo hondo de carpetas de carpetas, allá donde no llega la luz, allá donde tardarán a tener la posibilidad de tan solo ser listados para un posible visionado, son muertos en vida, bits zombis; Estos entrañables millones de bits que la mayoría guarda, se han convertido en una patología de Diógenes tecnológica, que se ve multiplicada con el virus de la copia de seguridad.

Murphy diría que si haces copia de seguridad, la vas a necesitar. Y si no la haces, pues no. Ese cabrón de Murphy podría haber sido un poco más explicito, dar algo mas de información, algo tal que... Murphy diría que si haces copias de seguridad de tus bits zombis porque tienes miedo a sufrir una desgracia, te van a reventar la puerta, entrar en casa, robarte los discos duros y ya puestos te van a birlar todo lo que entre dentro de una maleta y sea vendible en el EBay. Y no contento con todo eso, perderás tiempo y dinero en pelearte con tu agente de seguro (zombi) hasta sentirte estafado y abandonado.

"Madre, mañana voy a casa a recoger la carcasa aquella azul (disco duro lleno de bits zombies) que te deje hace unas semanas"

"Muy bien hijo, ¿que quieres para comer?"

Fueron duros momentos hasta que pude tener entre manos la carcasa azul para volver a replicar bits zombis, hasta que pude contaminar otro disco duro con carpetas como “Julio 2010”, “Oporto 2012” … hasta que no enterré en la oscuridad de las carpetas archivos como “DSC8312” o “DSC8523”.


A estas alturas de la disertación de los bits zombis me gustaría contar con la opinión de René, pero como de todos los que se han ido, hasta ahora nadie ha vuelto del mas allá, me tendré que conformar con dejar lo que fue un descarte de Castells , una excusa para escribir la entrada, ¿o fue al revés?


viernes, 9 de noviembre de 2012

Castells

La humanidad siempre ha tenido la necesidad de proyectarse hacia arriba, ya sea en el plano espiritual como en el material a través de diferentes expresiones culturales e ingenios de todo tipo. Una de las que me parece más fascinante ya sea por proximidad cultural y geográfica son las torres humanas llamadas Castellers (Castillos). Estas construcciones humanas levantadas con el esfuerzo de un conjunto de personas pueden extrapolarse metafóricamente a la construcción y desarrollo de una sociedad moderna actual. En estas estructuras humanas encontramos ciertos elementos que de manera simbólica tienen su paralelismo en la sociedad, como la base llamada "Piña" que refuerza la construcción y le da apoyo, la base y el tronco por el que van subiendo los integrantes de los pisos, y, finalmente el "enxaneta" la labor del cual es llegar hasta arriba del todo y coronar el castillo que es uno de los objetivos comunes a alcanzar, si consiguen desmontarlo sin que la estructura se derrumbe el éxito es total.


Para que el "enxaneta" pueda alzar el brazo en la cumbre es necesario que todos y cada uno de los que están debajo aporten su máximo esfuerzo, concentración y sentido de equipo para alcanzar el objetivo propuesto. También es necesario por parte de los integrantes tener un cierto grado de confianza y compromiso para alcanzar el objetivo común, y como no, generosidad, para ayudar al que le cuesta subir sin pedir nada a cambio. En estos grupos de Castellers (Creadores de castillos) se puede ver a primera vista una gran integración social, encontramos a personas de todas las edades, hombre y mujeres de diferentes religiones y posición social, un punto que supuestamente seria lo ideal en cualquier sociedad moderna actual, pero creo que hay en nuestra estructura social un exceso de "enxanetas" gordos y opulentos ansiosos de estar en la cima que aplastan toda la estructura y no la dejan crecer. Los Castellers son un ejemplo vivo de esfuerzo y trabajo en equipo, pero por lo que vemos en nuestra sociedad, las altas finanzas y concretamente en la política, los ciudadanos difícilmente pasaremos de la base. Aunque hay muchos que sí aportan su esfuerzo y contribuyen a que vayamos avanzando poco a poco en la construcción de la sociedad.


Texto: Xavier Sánchez.
Fotos: Carlos Bueno, Xavier Sánchez.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Whatsapp

Todavía no se si el whatsapp es un invento bueno o malo. Bueno. Es nuevo. Es bueno. ;) En mi entorno laboral se usa mucho. Para el trabajo. Sirve para que podamos comunicarnos profesionales que compartimos un edificio inmenso y que estamos todo el día moviéndonos por el. Gracias al whatsaap podemos enviarnos fotografías de úlceras, radiografías o el resultado de un análisis. Incluso pode
mos sugerir exploraciones, preguntar sobre síntomas o proponer tratamientos. Estoy seguro que no tardará demasiado en aparecer un editorial en el New England sobre el invento. Todo lo que permite el whats se puede hacer por teléfono. Mmmm. Todo no. Y, además, es gratis. Previo pago de la tarifa de datos. Claro.
También está el uso social. La cumbre son los grupos. Los antiguos alumnos de la Uni. Los de las fotos. Los de ahora. La familia. A veces los grupos se desmadran. Un amigo, profesor de Bellas Artes, comentó que un alumno le mostró que durante la hora de su clase había recibido ¡100! whatsapp. :)
A veces puede ser demasiado intrusivo. Suena cuando estás a punto de dormirte. En el coche. O cuando tienes las manos pringadas de preparar hamburguesas para la cena.
Luego esté el tema de las no respuestas. Mandas whats esperando que te contesten. Y nada. Aparecen las dos rallitas. Recibido. Compruebas que SI ha entrado a ver el mensaje. Pero no hay respuesta. Con lo fácil que es enviar un simple OK o un emoticono. Pero el receptor no desea seguir con la conversación. La corta. No está enfadado ni te ignora. Simplemente está haciendo otra cosa. En la mayoría de las ocasiones. ;)
Algunos o algunas, tal vez hacen un uso excesivo. Conozco una Resi que se conecta entre visita y visita. Incluso, a veces, durante la visita. Ya no digo a la hora de comer o durante la sesión. Y en el ascensor. Mientras camina por el pasillo… En realidad, si miramos a nuestro alrededor siempre hay alguien que esté whatsappeando. Con coger un día el metro se comprueba.
El tema espía. ¿Con quién estada whatsappeando mi pareja a estas horas desde la cocína? Debe faltar poco para que mi hermana, abogado que, entre otras cosas se dedica a divorcios, presente algún whatsapp en un juicio. Si no lo ha hecho ya.
Porque lo malo, o tal vez bueno, del whatsapp es que se pueden conservar las conversaciones. Y releerlas. Útil en el tema profesional y resbaladizo en otros asuntos.
Posiblemente, la soledad del whatsappeador le anima a decir cosas que no diría con palabras, frente a su interlocutor. Y eso, precisamente, hace grande la herramienta. Establece una nueva forma de comunicación. Nueva. Y por eso, buena.

P.D. Ya se que algunos y algunas estáis pensando en como sacaré una foto para ilustrar el blog. Va a ser complicado. A ver si me pasan algo por whatsapp. :)






jueves, 1 de noviembre de 2012

La niebla, el puente y yo



LA NIEBLA, EL PUENTE Y YO
( Una historia imaginada sobre una foto de Rosa Blanco)


            La radio se puso en marcha a las 8 como de costumbre, pero yo estaba despierto, llevaba ya horas sin pegar ojo, los números del reloj de mi mesita los veía pasar como el que pasa las hojas de un libro interesante.
            Mi mente era una locomotora de pensamientos, ni buenos ni malos , sólo confundibles entre sí, lo que era bueno al momento ya no lo era, lo que me apetecía, después lo rechazaba.
            Debía de salir, las paredes se estrechaban para presionarme y el techo se bajaba para aplastarme. Mi nevera esta vacía pero daba igual pues mi estomago no tenia sensación de hambre. Una ducha me vendría bien para despejarme y con agua fría mejor. Era diciembre y en Valladolid la temperatura del agua no estaría por encima de los siete grados. Al abrir el grifo mi piel se encogió y mi vello se quejó, pero yo aguanté como cinco minutos. Terminé de vestirme me puse el abrigo negro de franela, mi gorra y el bolso donde sueño llevar mis cosas.
            Al salir del portal, la niebla golpeó mi cara como un impacto envolvente y cegador, la luz blanca de la bruma impedía ver mas allá de la acera. Parecía que estaba caminando entre las nubes, pero tocando suelo firme.
         Como no quería ir a ningún lugar, me dejé llevar por mis piernas aleatoriamente  a donde ellas quisieran llevarme. Caminando con precaución para no colisionar con ningún transeúnte fui atrapando metros con el tiempo. Llegué al Puente de Poniente y frené, giré mi cuerpo a la derecha y me apoyé contra la barandilla. Miré hacia abajo, ignoro cuantos metros tiene de alto, no muchos, pero lo suficiente como para matarme o quedarme invalido si me lanzara al vacío.
        Allí quedé no se cuanto tiempo, me daba igual no pensaba mirar el reloj, sólo estaba pendiente de como quitarme esa lucha de pensamientos que batallaban  en mi cabeza  unos contra otros.
          Dejarme caer, podía ser una solución feliz, una solución que acabara con mis reflexiones rápidamente. Levanté una pierna sobre la barandilla, después la otra. Me quedé sentado sobre ella dejando mi cuerpo vislumbrando el suelo por donde pasaba algún transeúnte que ignorándome miraban de reojo.
     Yo aguantaba, me sentía cómodo, parecía mas liberado, mi cuerpo empezaba a reaccionar positivamente. Levanté el rostro para ver el infinito, pensando que sólo vería el cuerpo volátil de la bruma, pero ya se deslumbraban los edificios próximos, la catedral y el Pisuerga.
Me quedé como aletargado deleitando la transformación que el paisaje iba experimentando por minutos.    De la suavidad de las formas a las duras luces y oscuras sombras. El sol estaba fuera, radiante, poderoso y yo colgado de un puente como un suicida cualquiera.
            De repente me di cuenta de la situación , intento pensar y puedo, intento organizar mi mente y puedo, pienso donde estoy y salto de un fuerte impulso hacia atrás, a la acera de donde empecé a caminar bajo el sol.
            Voy ligero, alegre, intuitivo, contento, vigoroso, seguro de mi mismo, con las ideas claras. La oficina donde trabajo, hace 3 horas que han empezado, saludo a mis compañeros y a la pregunta sobre mi tardanza la respuesta fue directa ,fue  la niebla.

Texto Xavier Ferrer Chust
Foto de Rosa Blanco

sábado, 20 de octubre de 2012

Edades


Cuando los humanos dejamos la infancia y entramos a la adolescencia descubrimos que hay un mundo tras las paredes de la familia. ¡Los amigos! Pasaremos años buscando amistades, intentando consolidarlas. La relación con otros seres humanos es lo más importante. Buscamos, también, el amor. Establecer una relación de pareja. Que soñamos estable. Y, con suerte indefinida.


A medida que crecemos y cruzamos la frontera mágica (y magíca) de los 30 años (+ o -), sin abandonar las ansias de relación, aparece el deseo de dejar huella en la vida. De preocuparnos por la trascendencia de lo que hacemos. Empezamos a pensar en la gente que viene por detrás. En educar a nuestros hijos. En comprometernos en el trabajo. Intentar que el mundo sea mejor. Ya no solo para nosotros, que es la idea adolescente. También para los demás. Que existen o existirán.


Esto supone una curva de crecimiento apasionante que, lamentablemente, tiene un momento de inflexión. La vejez. ¿Que hay que hacer entonces? Posiblemente, pensar que si no llegamos a algo, otras cosas también pueden ser atractivas. Es la adaptación. También hay que mantener la ilusión en seguir dejando huella. Aportar nuestro pequeño o grande granito que ayude a mejorar la humanidad. Avanzar.
Entiendo que coexistimos cinco generaciones. Los niños hasta los 14 años. Los adolescentes y jóvenes que se prolongan hasta los 30. Los adultos hasta los 70. Y los viejos hasta el mas allá.
A medida que avanzamos en generación pasamos de gran heterogeneidad (No tiene nada que ver un niño de 2 años con otro de 12, pero más cerca están una chica de 17 con otra de 27) a una mayor homogeneidad (No es complicada la relación de un hombre de 38 con otro de 62) Incluso en la relación de pareja. Posiblemente conseguirán mayor estabilidad dos personas de 55 y 35 años que otras de 45 y 25, aunque se lleven, en ambos casos, 20 años de diferencia.



El dialogo intergeneracional es complejo. Hoy me preguntaron sobre eso. Parece ser que el más sencillo es entre los niños y los ancianos. No se. Aunque es seguro que los abuelos saben (aunque no lo sepan) que están protegiendo al 25% de su carga genética.
Es un tema que da para pensar mucho. Tengo que aprender más psicología evolutiva si quiero mejorar en mi conocimiento. Que ando muy verde.

martes, 9 de octubre de 2012

Las niñas ya no quieren ser Princesas

Foto Xavier Ferrer Chust . Palermo, 2009
"Ruke di guk,ruke de guk
sangre hay en el zapato.
El zapato no le va.
La novia verdadera en casa está"

Jacob Karl,Willhelm Grimm

-Que guapa estas,pareces una princesa
-(Niña de 4 años) No quiero ser princesa,quiero ser pirata.

Y es que ya nadie quiere ser princesa,que está muy complicado,como dice  Jia Lui de "¿Quién quiere casarse con mi hijo?":
“dicen que para encontrar a un príncipe azul hay que besar cien ‘rabos’”

Y eso que los cuentos se adelantaron a su tiempo.Y ves princesas con los zapatos en la mano, volviendo a casa sin carroza,rimel corrido y cansancio acumulado.
Con príncipes de usar y tirar.
De pequeña yo como muchas otras soñábamos con príncipes azules,montados en caballos blancos.Pero te haces mayor y descubres que las princesas toman bebedizos que acortan barbillas y agrandan pechos.
Que lo Rumpelstiltskin no era magia sino fondos desviados.
Y entonces ves que en realidad lo más justo es estar con los descastados y gritar
¡Que les corten la cabeza!

Texto: Rosa Blanco

sábado, 6 de octubre de 2012

Y ayer fue antaño

Una tarde de este verano, un caluroso atardecer, un móvil enfundado como único delator de la actualidad de la imagen. El resto es casi intemporal: tres generaciones frente al mismo tablero donde innumerables familias han estrechado sus lazos más allá de sus disputas diarias. Y la abuela -80 años- machacando a su descendencia para asombro de los más jóvenes. Así siguió todo el verano.




No es cierto que sea imposible separar a los chavales de ahora de la parafernalia electrónica que les absorbe y aísla. No lo es. Quizás nos falta sacrificio, talento y ganas de demostrarles que hay mucha diversión más allá de las pantallas y que la celdilla sobre la que se teje cualquier red social, la familia, es el cimiento de todo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Extraña convivencia

Playa. Desnudez. Alegria. Calor. Agua. Libertad. Paz. Risas.

Nuclear. Atomo. Destrucción. Miedo. Guerra. Contaminación. Dinero. Muerte.

 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Igor


Igor Stravinsky 1882-1971 fue un genio. Su dedicación a la música era total, con jornadas longevas desde la mañana a la media noche todos los días de la semana.

Intrínsecamente excéntrico, su estudio de trabajo era un perfecto orden, con el lujo de un diván para tomarse un receso. No soportaba que nadie le escuchase mientras componía y no era capaz de dormir sin algo de luz.

Igor, obsesionado con su salud, asiduo de la medicina y fagocitador de pastillas, hizo extirparse el apéndice junto al de sus vástagos después de que su hijo mayor fuese operado de urgencia por apendicitis.

Nació en la URSS y murió en New York, su primera esposa fue su prima y se rumorea que tuvo encuentros amorosos con Coco Chanel.

Existe un fina línea que separa al genio del freak... del raro, extraño, estrafalario, extravagante, exótico, misterioso, fanático, grotesco, ridículo, irrisorio, burlesco, demente, maniático, chalado, lunático, loco... es la línea del éxito.




Place Igor Stravinsky, Paris.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Huir de la quema es hoy más barato

Hace unos días un amigo me decía que están dejando la Comunidad como un erial. Hablaba en sentido figurado, pero desde ayer la Serranía se quema y Valencia se desertiza un poco más. No obstante, si alguna ventaja parece haber traído la crisis es que hoy en día huir de la quema es más barato que nunca. Al menos lo es en Turís, uno de los términos en los que el fuego se cebó antes del verano.



Ya que esta entrada parece ir sobre múltiples sentidos -o sobre la falta del más común de ellos- usaré la expresión más polisémica que conozco para el caso, aquella que le leí hace ya mucho a Joaquín Araújo, y diré que estoy desolado.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Celebraciones



Pese a los malos tiempos que corren, el latir de la vida no cesa en absoluto.

Los amigos cumplen sus 40's, los abuelos celebran sus bodas de oro y los bebés
no dejan de venir  a este mundo inundando nuestras vidas de alegría y esperanza.


             

Recordaré toda mi vida el último día de Reyes cuando mi hermana me acercó una pequeña cajita dorada con un sobre dentro presentándome a mi futuro sobrino, el mejor regalo que le  pueden hacer a un hermano.




 Así pues, alzando la copa rebosante de optimismo y esperanza brindo a la salud de todos.





martes, 18 de septiembre de 2012

Caprichos (de la vida y de la muerte)




Es curioso.
En la mayoría de pueblos y ciudades europeos los cementerios están integrados en la vida, entre las calles. Como los cementerios son parques, la gente va allí a leer el periódico, un libro o a comer un sandwich. O simplemente pasan por el cementerio porque constituye un atajo a su destino.

Los nuestros no... Nosotros no.

En muchos casos, la mera visión de un cementerio constituye casi un trauma. Esas necrópolis se nos aparecen como buques llenos de tristeza y desesperación, donde solo entramos si no podemos evitarlo, sea vivo o muerto. A diferencia de otros lugares donde la mayoría de los fallecidos termina su ciclo bajo tierra, nuestros muertos suelen permanecer en un pequeño “habitáculo” (aunque en este caso sería una denominación incorrecta si pensamos que habitar significa vivir) llamado nicho (vaya palabra fea), apilado uno sobre otro de la misma forma que los pisos en las casas de pisos. 

Sin embargo, mirando desde dentro de algunos cementerios la integración con la ciudad es mucho mayor de lo que creemos. Desde allí distinguimos hoteles, casas de pisos, centros comerciales, etc. Algunos de ellos incluso son muy muy parecidos a la necrópolis desde la cual los estamos viendo.


En realidad, cementerio significa “ciudad de durmientes”. Definición hermosa. Aunque en algunos de ellos, como el de Montjuïc de Barcelona, eso de dormir debería ser casi imposible si no fuera porque este es un sueño realmente profundo e inevitable. Al lado de la Ronda Litoral, casi una autovía, y de la parte comercial del puerto, los ruídos son constantes a todas horas. El otro día un atasco me obligó a parar en la ronda delante de Montjuïc. No podía evitar pensar en los miles de cuerpos acumulados, dormidos allí de forma plácida, o no,... en los miles de personas que fueron, quizá millones.. .


©fotos y texto: Sabina Salicrú


Nota de la autora: Todo parecido con la realidad puede ser pura coincidencia.

jueves, 13 de septiembre de 2012


BABALÚ AYÉ

Hasta hace poco, yo no tenía idea del significado de esta palabra, pero preparando documentación para un viaje a Cuba en Diciembre del año pasado, salió este nombre.
Babalú Ayé, en la religión Yoruba es uno de sus dioses y en la Santería Cubana es representado por San Lázaro. Observé que el 17 de diciembre se celebraba el día del culto en una ciudad cerca de la Habano llamada El Rincón.
Organizando el viaje comprobé que podía destinar un día o dos a realizar un reportaje de esa festividad, busque fotos por internet y quedé muy impresionado de hasta dónde llega la devoción de las personas  y especialmente la de los cubanos por Babalú Ayé o San Lázaro.
Me acompañaron durante el viaje, mi amigo Joan y mi hijo Pablo. Una vez en La Habana, tuvimos que alquilar un coche para tener movilidad, que nos permitiera desplazarnos a El Rincón y regresar con total libertad.  El día 14, ya nos acercamos para tener una toma de contacto con el lugar, la iglesia y los fieles. Toda la gente nos asusto diciéndonos que el día 17 se desplazan tantos devotos que sería imposible realizar el camino de va desde  Santiago de las Vegas a El Rincón, que es el trayecto típico que realizan los fieles con sus ofrendas.
Tanto nos aconsejaron que ese día era imposible caminar que decidimos acudir el día anterior, o sea el 16 . Llegamos allá las 9 de la mañana con nuestro flamante vehículo Chino, lo dejamos adecuadamente estacionado, para tener la vía de salida más o menos encaminada y cerca de Santuario.
La infinidad de Puestos de venta callejero con imágenes del Santo, hacían su agosto vendiendo todo lo relacionado con San Lázaro. Habían esculturas de tamaño superior al de una persona.
Poco a poco venia acudiendo más gente y cada vez la penitencia era más fuerte, de repente un chico iba arrastrándose por el camino con puro en la boca, repleto de  imágenes del santo y una cajita con dinero para entregarlo en el Santuario. En principio esto te sorprende, pero no fue nada conforme iban pasando las horas. Señoras de rodillas, llorando, otro dando vueltas para ir avanzando, otros con cadenas. Muchos vestidos con traje de saco y color violeta, en honor a la vestimenta que el santo llevaba y su color característico.
También había multitud de casetas de comidas asando puerco al fuego y luego te lo ponían en un bocadillo y cerveza y a seguir haciendo fotos.
Entrada la tarde ya era un hervidero de gente, tanto hombres como mujeres iban fumando habanos y dentro de la pequeña Iglesia el calor y el humo empezaba a ser inaguantable. El Cura que iba diciendo misa, rogaba una y otra vez que no se fumara dentro del templo, pero los devotos no hacían ni caso. El fumar Habanos y la santería en Cuba son dos cosas muy unidas que aun no he descubierto.
Tras caer el sol, seguía viniendo cada vez más gente, yo no sé de donde salían pero era un  hervidero y conforme pasaban las horas la pasión por Babalú se respiraba mas en el ambiente,
Gente en trance aclamando al Santo, quemándose con cirios encendidos, llegando con las rodillas ensangrentadas, repletos de ron, o sea un espectáculo fuerte donde los haya, por lo menos para nosotros que no estábamos acostumbrados a tales actos.
Hacia media noche nuestras piernas no aguantaban mas y aunque las Canon nos decían quédate, decidimos irnos dando por  finalizado nuestro encuentro con Babalú Ayé , dejando el día siguiente, el 17 día de la festividad , para otro viaje a ese gran país y su inmejorables habitantes.

Xavier Ferrer

martes, 21 de agosto de 2012

Dos dias antes de las vacaciones


Me despierto a las 5 de la mañana asfixiado por el calor y la boca seca. Abro la nevera y me sirvo dos vasos de Fonter. Vuelvo a la cama pero, ¡aja! estoy totalmente desvelado. Doy vueltas para buscar una buena postura. Solo consigo ponerme más nervioso sin saber donde colocar el brazo. ¿Encima o debajo de la almohada? Vuelvo a levantarme. Miro por la ventana. Evidentemente, no hay nadie en la calle. Me siento en el sofá. Juego con el iphone. Entro en whatsapp… ¡Mierda! Que van a pensar mis contactos. No es muy normal que alguien como yo este whatsappeando a las 5 de la mañana. Vuelvo a acostarme. Parece que finalmente voy a dormirme. Pero a las 6 menos 10 empiezan a sonar los despertadores de Ana. Tres. Cada 5 minutos. Alguno, con alarma repetida. Aguanto media hora dando vueltas. Poco más. Nesspreso y ducha. A las 7:10 estoy en la calle. Hoy inauguraré el hospital.
Pues no, Luis ya está en su mesa con el SAP abierto. No pregunto. A esas horas nunca pregunto ni respondo.
Hasta la sesión de las 8:30, lo de siempre: mails, ver las interconsultas del día anterior, si ha habido alguna incidencia con los ingresados… Me sobra tiempo. ¿Que hago? A esta hora todavía no hay noticias sobre la prima de riesgo. Me entra sueño. Va llegando la gente. Con un tempo muy de Agosto
Empezamos la sesión. Pocos casos nuevos. Sin problemas especiales. Lo más entretenido unos pacientes de Santa Coloma que tienen piscina en casa. Guardia Civil del puerto.
Es el cumple de Yolanda. Trae chuches para todos y xupa xups que regalará selectivamente.
A las 10 el "morning". Bety, las de admisiones, Paco, el Cap de Trauma, Antonia y una de Onco de la que no recuerdo el nombre. Mucha gente de vacaciones. Milagro. Tenemos 7 camas libres. Solo hay presión en las Unidades de Críticos.
El resto del día es muy tranquilo. Visito a cuatro pacientes en planta. Paso a hablar un rato con Martí, pero no está de humor. Bajo a consultas para hacer una visita que había citado el día anterior. Llega media hora tarde.
El resto de la mañana lo dedico a aquellas tareas que durante el año vas dejando para agosto y que al final haces los 2 últimos días antes de las vacaciones. En un curso de coaching me dijeron que lo no urgente/no importante se podía no hacer. Menos mal.
Almorzamos. Ensalada de arroz y ¿pechuga? de pollo con calabacín. No pruebo el melón que parece muy blando. Conversación de cotilleo. Entiéndase que no puedo dar nombres.
A las 3 me quedo solo. Patricia no comía hoy en el trabajo por noseque.
Me pongo con un escrito sobre la nueva alianza UFISS/TS que me piden de dirección. Lo dejo a medias para empezar a redactar el abstract de la comunicación sobre el NPI. Entro - en microdesconexiones - en El Pais, el 20 minutos, la MYF y alguna que otra página. A las 5 menos cinco me marcho.
Calor bestial. Según el iphone, sensación térmica de 45ºC. Y el aire acondicionado del coche estropeado. Mando un whatsapp a Ana que se solidariza desde la protección del aire acondicionado doméstico.
Llego a la ONCE asfixiado de calor y con la marca sudada del cinturón de seguridad. Antes de entrar voy a un bar y pido un Vichy. Me sirven una marca desconocida (que ya no recuerdo) que está bastante bien. Burbujitas no muy gordas.
En la 1ª planta solo estamos la señora de la limpieza y yo. Había una visita pero la han cambiado de día.
Llego a casa a las 7 y 10. 12 horas después de haber salido y con sensación de no haber hecho demasiadas cosas interesantes o útiles.
Me esperan con una lista grandísima de cosas que hay que comprar en el súper. Ayer dije que iría. Pego los gritos habituales (parezco un esclavo, imposible traer todo esto) a los que, invariablemente, nadie presta atención.
En la calle me doy cuenta que no llevo la cartera. Pero si 30 euros.
Hago la compra y me acerco a la caja donde se cumplen las condiciones idóneas: cajera identificada como rápida y personas con carros poco llenos. Esas son las principales. Las secundarias son que no haya ninguna mujer de edad avanzada con deterioro cognitivo leve y otra, que no comento, pero que tiene, también, que ver con la cajera.
Pasa los productos. 32.50 euros. ¡Tenía que pasarme! Intento decidir que cosas puedo dejar. Sacrifico el zumo de naranja y una de las dos tabletas de chocolate negro. Los de la cola, presidida por un joven musculoso, me fulminan con la mirada. Y ponen los ojos en blanco suspirando airadamente cuando la cajera (jovencita) tiene que llamar a la responsable de turno pues se ha liado con la devolución. Paso un mal rato que no recomiendo a nadie.
Ya en la calle me cruzo con el vecino ingeniero con el que coincido muchas veces en el súper. Nos mandamos una sonrisa cómplice.
Al llegar a casa me quito rápidamente la ropa de calle. Recuerdo que hoy es martes y hay que bajar el viejo somier de Marta para que lo recojan los del ayuntamiento. Esta vez no valdrá la excusa de "tu ya estás vestido".
Ejerzo de cabeza de familia y mando la tarea a Daniel y Marta. Protestán. Pero me mantengo implacable. Por una vez.
Me pongo a escribir esto mientras se enfría una cerveza en el congelador.
A las 8 y media está suficientemente fría. Me la sirvo. ¡En un vaso que Ana acaba de sacar del lavavajillas y está caliente!
Da igual.
Si no ocurre nada especial este cuento está listo para la imprenta.
Y para esta ocasión especial. ¡Sin foto! Que alguna norma hay que romper de vez en cuando.

sábado, 18 de agosto de 2012

La Cortesia de Viena

Entre Octubre de 1982 y Septiembre de 1983 viví en Madrid. En aquellos tiempos, la denominada movida madrileña estaba muy presente en la ciudad.
No estuve muy integrado en todo aquello - apenas conocía a gente - pero acudí a algún que otro concierto.
Hace unas semanas, haciendo limpieza de esas cosas que guardamos sin saber muy bien porque, encontré un folleto amarillento que, creo recordar, me dieron al entrar en un local.
Es la letra de una canción, posiblemente la más representativa, de un grupo que actuó ahí.
Imposible acordarme de la música. Imagino que guitarras no demasíado agresivas y músicos con americana corta y pelo bien peinado. He googleado, pero no hay referencias.
Busque en mi archivo alguna fotografía que pudiera acompañar esa letra, muy sugestiva de esa manera de pensar que caracterizó "la movida" y que terminó por finiquitarla.

La canción: 

No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
No hay nada que podamos hacer juntos. 
Solo muchos sin sentidos. 
No hay futuro. 
El presente es una atrocidad. 
Deja de ser amable, 
deja de sonreir, 
olvida las palabras. 
Mis manos no son tuyas. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
Vienes a un momento que no es 
nuestro. 
Tras un chispazo al corazón. 
Claro que te siento. 
Sabes que te adoro. 
Abrázame un poco. 
Cierra los ojos. 
Te quiero cerca, 
casi fundida en mi. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
Puede ser final sin comienzo 
libre. 
Regreso al futuro no sirve. 
Tus hijos no serán los míos. 
Mejor permitir que los tiempos 
fluyan con independencia 
y nosotros olvidemos 
este intento de suicidio. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 
No se lo que me pasa contigo. Pero algo me pasa. 

 La Cortesía de Viena (1982 o 1983)

¿Va de amores imposibles o juegos con el azúcar marrón?

La foto: