martes, 25 de diciembre de 2012

Fósiles de nuestro tiempo

Incrustados en las capas modernas de nuestras ciudades, ahí están ante todo aquel que los quiera ver, testigos de otros tiempos tan iguales y tan diferentes a los que vivimos. Si no caen ellos antes bajo el empuje de excavadoras y piquetas, no está lejano el momento en que marche para siempre el último que pueda recordarlos mientras aún eran parte de la vida de la población.

Pero para ser un fósil antes hay que haber vivido ¿O bastaría con haber sido escenario protagonista e imprescindible de la vida de los demás, de una parte que no podría haber existido sin él?  La ilusión en las largas colas, la incomodidad de las sillas plegables de madera, las burbujas en nuestra nariz de esa Fanta de litro nunca suficientemente fría, el bocata de tortilla que se desborda por los laterales, el chasquido de las pipas... ¿no son los cimientos sobre los que se fundan nuestros esparcimientos de hoy?... El frescor de la brisa nocturna, el griterío de las incruentas peleas de karate de vuelta a casa en grupo, los primeros besos y ansiosas caricias cuando la luz se apagaba ¿no son esos escasos momentos que, pese a su lejanía, aún anudan nuestra garganta y nos dificultan la respiración al recordarlos?




Cine Bahía, Santa Pola (Alicante)


Y sin embargo ahí están: cuatro muros a los que nadie presta atención al pasar, que ni siquiera se ven. Edificio con fecha de caducidad cumplida, con sentencia de muerte firmada. Si no fuera por la crisis, un fósil menos en la ciudad siempre cambiante.

2 comentarios:

  1. Me quedo con "para ser un fósil antes hay que haber vivido". Lo interesante seria detectar los fósiles actuales para fotografiar o incluso si me pongo materialista para volverse rico. Me gusta la entrada y que crisis en este caso no sea peyorativo, todo un logro :-)

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  2. Gracias, Carlos. Pues sí, alguna cosa buena tienen que tener las crisis, aunque tal y como están las cosas ésta no sé si compensa...

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