viernes, 2 de noviembre de 2012

Whatsapp

Todavía no se si el whatsapp es un invento bueno o malo. Bueno. Es nuevo. Es bueno. ;) En mi entorno laboral se usa mucho. Para el trabajo. Sirve para que podamos comunicarnos profesionales que compartimos un edificio inmenso y que estamos todo el día moviéndonos por el. Gracias al whatsaap podemos enviarnos fotografías de úlceras, radiografías o el resultado de un análisis. Incluso pode
mos sugerir exploraciones, preguntar sobre síntomas o proponer tratamientos. Estoy seguro que no tardará demasiado en aparecer un editorial en el New England sobre el invento. Todo lo que permite el whats se puede hacer por teléfono. Mmmm. Todo no. Y, además, es gratis. Previo pago de la tarifa de datos. Claro.
También está el uso social. La cumbre son los grupos. Los antiguos alumnos de la Uni. Los de las fotos. Los de ahora. La familia. A veces los grupos se desmadran. Un amigo, profesor de Bellas Artes, comentó que un alumno le mostró que durante la hora de su clase había recibido ¡100! whatsapp. :)
A veces puede ser demasiado intrusivo. Suena cuando estás a punto de dormirte. En el coche. O cuando tienes las manos pringadas de preparar hamburguesas para la cena.
Luego esté el tema de las no respuestas. Mandas whats esperando que te contesten. Y nada. Aparecen las dos rallitas. Recibido. Compruebas que SI ha entrado a ver el mensaje. Pero no hay respuesta. Con lo fácil que es enviar un simple OK o un emoticono. Pero el receptor no desea seguir con la conversación. La corta. No está enfadado ni te ignora. Simplemente está haciendo otra cosa. En la mayoría de las ocasiones. ;)
Algunos o algunas, tal vez hacen un uso excesivo. Conozco una Resi que se conecta entre visita y visita. Incluso, a veces, durante la visita. Ya no digo a la hora de comer o durante la sesión. Y en el ascensor. Mientras camina por el pasillo… En realidad, si miramos a nuestro alrededor siempre hay alguien que esté whatsappeando. Con coger un día el metro se comprueba.
El tema espía. ¿Con quién estada whatsappeando mi pareja a estas horas desde la cocína? Debe faltar poco para que mi hermana, abogado que, entre otras cosas se dedica a divorcios, presente algún whatsapp en un juicio. Si no lo ha hecho ya.
Porque lo malo, o tal vez bueno, del whatsapp es que se pueden conservar las conversaciones. Y releerlas. Útil en el tema profesional y resbaladizo en otros asuntos.
Posiblemente, la soledad del whatsappeador le anima a decir cosas que no diría con palabras, frente a su interlocutor. Y eso, precisamente, hace grande la herramienta. Establece una nueva forma de comunicación. Nueva. Y por eso, buena.

P.D. Ya se que algunos y algunas estáis pensando en como sacaré una foto para ilustrar el blog. Va a ser complicado. A ver si me pasan algo por whatsapp. :)






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