sábado, 31 de marzo de 2012

Guardar


Guardamos cosas. Unos pantalones que hace 20 años que no nos ponemos. Una caja de fósforos que nos dieron, una vez, en una cafetería. Las llaves de una casa en la que ya no vivimos. La vieja agenda que usábamos en la universidad. La entrada de un museo o el resguardo de un billete de avión.
Es el guardar informal. Sin demasiado sentido. Simpemente son cosas que somos incapaces de tirar.
Distinto es guardar formalmente. Las fotos de nuestra infancia. La colección de Tintines. El reloj que heredamos del abuelo. Un billete de quinientas pesetas. La medalla de la primera comunión. Un recorte de periódico que habla de nosotros. La necrológica de un ser querido.
Guardamos en casa. Guardamos en el trabajo. Incluso en el bolsillo interior de un abrigo. Para darnos, un día, la sorpresa.
También es verdad que a veces salimos corriendo. Sin darle demasiada importancia a lo que podemos dejar atrás.





martes, 27 de marzo de 2012

¿Crisis? ¿Qué crisis?


Cuando llegué a la adolescencia había crisis. El país, afortunadamente, estaba saltando por los aires. Durante aquellos años, algunas de las mentes más lúcidas de mi generación no lograron salir adelante. La falta de perspectivas, la heroina y el SIDA se los llevaron por delante. Todas aquellas ideas de contracultura y marxismo se esfumaron. Y el Travolta de la Fiebre de un Sábado Noche sustituyó al Peter Fonda de Easy Rider. Cambiamos libertad por acomodación. Y así hemos ido tirando estos últimos veinte años.
Ahora, el SIDA es una enfermedad crónica y la heroína está pasada de moda. Seguimos sin falta de perspectivas, pero la crisis está pegando fuerte. Y el acomodo nos ha llevado a la falta de ideas para salir adelante. El Papa acaba de decir que el marxismo ha fracasado. Tiene razón a medias. En la lucha de clases, hay unos que van ganando.


viernes, 23 de marzo de 2012

Autos de choque


Desde que mis hijos crecieron, no me acerco activamente a una pista de autochoques. Incluso no se si todavía se llaman así. Cuando era pequeño y solo me podía montar en los caballitos (¿Tendrán, ahora, otro nombre?), miraba con cierta envidia a los chavales adolescentes que poblaban la pista. Como embestían unos a otros. Solos o con la novia bien agarrada por los hombros. Algunos, con un cigarrillo en la boca. No tengo fotos de aquellas escenas, pero las imágenes están perfectamente guardadas en mi memoria. Si un día sufro Alzheimer, no serán las primeras en desaparecer.






Lo que no veo tan claro es el futuro de los autos de choque como lugar de divertimento. Incluso como lugar. Me temo que no estarían en el top ten de la lista favorita de los adolescentes para divertirse. La estética ha cambiado poco. La tecnología creo que debe ser parecida. Los coches no hacen piruetas distintas, no llevan GPS y no vuelan. Ni siquiera llevan airbag. Imagino que por una cuestión de presupuesto. 

Duele. Pero sin saber demasiado porqué, esas pistas con coches eléctricos, cuyo volante permite poner la marcha atrás sin darle a ninguna palanca (y eso es magia), parecen destinadas a pasar a mejor vida. O no...

jueves, 22 de marzo de 2012

¿Te preocupa el futuro?

A todos nos preocupa el futuro ¿cómo iba a ser de otra manera? Sin embargo, a ese viejo ratón que roe nuestros momentos más íntimos le crecen los dientes cuando llegan los hijos. Todo cambia, se ensancha y profundiza, y esa sensación de impotencia con la siempre nos enfrentamos a lo que nos viene se transforma en angustia. Y es que los hijos son nuestro talón de Aquiles, esa zona de la garganta que siempre tenemos al descubierto.




Los que vienen no serán tiempos fáciles; esa inocencia parece definitivamente perdida. Muy atrás quedaron los tiempos en los cuales un mínimo de educación y cierto apoyo familiar o de amigos bastaban para que a los nuestros no les faltara un trabajo decente. Ahora las ofertas son escasas, la competencia feroz, y las necesidades -¡ay, todo lo que creemos necesitar hoy en día para ser felices!- interminables. Vemos como una casta de vividores ha parasitado todos los niveles de la sociedad, mientras que otros sólo parecen encontrar soluciones en las protestas, sin ofrecer alternativas reales o atacar de forma cívica la fuente de los problemas.

Y volvemos a mirar a nuestros hijos, a temer por sus ilusiones, la pérdida siempre traumática de su inocencia, su futuro en una sociedad cada día más embrutecida. Y pensamos si fueron buena idea, o con qué ojos miraremos a nuestros nietos.

martes, 20 de marzo de 2012

Sobre el uso y disfrute de los paraguas


Después de varios intentos y prototipos, un inglés, Samuel Fox de Sheffield, inventó en 1852 la estructura de acero para los paraguas, lo que hizo que su uso se extendiese al común de los mortales.
El invento estaba fenomenal, nadie lo discute,¿pero se puede empezar a usar las cosas así, a lo loco?
¡Pues no señores, no! ¡Un poquito de criterio!.
Los paraguas son un arma peligrosísima en manos de marujas.
¿Cuantos ojos se han sacado con tan mortal arma?
No podemos, DEBEMOS crear un código de circulación con paraguas en la mano.


Propongo el siguiente:


1.Mantener SIEMPRE las distancias de seguridad con respecto al resto de transeúntes, una distancia mínima es fundamental.
2.Prohibición de pasear debajo de las poyatas si vas con paraguas ¡Un poquito de humanidad! Toda esa gente calándose,mientras la Señora pasea libremente, debajo de techado, con su paraguas familiar.
3.Cuando se crucen por la acera dos transeúntes con paraguas hay que crear un código de inclinación del paraguas, con el fin de poder pasar los dos sin que uno se lleve por delante al otro.
4.Cuando el paraguas va cerrado,debería ir en posición vertical y no horizontalmente como lo llevan la mayoría de yayos y marus ,que se van llevando por delante todo lo que encuentran a su paso.


Señoras o siguen el código de conducta paragüil o se les irán retirando sus puntos de conducción paragüil. En caso de perderlos todos, pasarán a no poder tener acceso al uso del paraguas y tendrán que proteger sus cardados (laca Nelly) con bolsas del Alcampo ¡Y ahora las cobran, ténganlo en cuenta!

domingo, 18 de marzo de 2012

¿Por qué tardaste tanto?


Sobre las dos de la madrugada, Laura estaba muy preocupada. Juan avisó que saldría tarde del trabajo. Pero eso fue a las ocho de la tarde. A medianoche le llamó al móvil, pero estaba apagado o fuera de cobertura. En la oficina nadie contestaba. Lo intentó de nuevo a la una. Nada. Imposible comunicar con su marido.
Volaron los castillos: ¿había tenido un accidente? ¿tal vez estaba con otra mujer? Llamó a uno de sus compañeros de trabajo. Se había ido antes que el.
Fumó, bebió un par de cervezas, intentó ver la televisión, acostarse…
Cerca de las tres escuchó el inconfundible ruido del motor acercándose por la calle.




Salió sobre las doce de la oficina. En la autopista pinchó una rueda y no llevaba la de recambio. Una grua, que tardó mucho, le llevó a un taller de 24 horas. Tuvo que cambiar dos ruedas y comprar una tercera, por si acaso. La broma le había costado un pastón.
Laura le abrazo, ya relajada de tanta tensión. Cariñosamente, le beso. Al acariciarle la nuca observó que la corbata estaba por encima del cuello de la camisa. ¿Y eso?

sábado, 17 de marzo de 2012

La captura como acto de creación

Es ya algo demasiado común hablar de las fotografías como pedacitos de vida. Sin entrar siquiera en la absurda -por gastada- discusión acerca de si una foto debe reflejar la realidad, parece evidente que la vida es suficientemente rica y compleja como para que detrás de una imagen no haya mucho más que lo que se muestra ¿Quién podría dudar eso?

No obstante, para lo bueno y para lo malo, el hombre -permítame el lector un inciso: ruego se me informe si en alguna ocasión hago uso de algún término o expresión propio del lenguaje no sexista, para así corregirlo de inmediato y retirarme de la vida pública- el hombre, como decía, nunca se conforma con lo que se le da y quiere más. En el caso de las fotografías, construye historias y crea emociones propias.





La foto de hoy no da pie a muchas interpretaciones. Los tres niños se lo están pasando pipa en la puerta de la iglesia con los pétalos de rosa que tantas veces acompañan al arroz; es una boda pues... ¿o no? Podría ser un bautizo, o una renovación de votos de esas tan en boga. Los niños están muy alegres; todos hemos sido niños, nos podemos identificar con ellos, sentir en nosotros su alegría pero ¿sabemos por qué están alegres o nos lo inventamos al crear nuestra historia? Puede que estén alegres porque es una boda pero ¿y si no lo es? Cabría también la posibilidad de que estuvieran actuando para el fotógrafo ¡Todo podría ser verdad al mismo tiempo!

El hecho es que la fotografía ha capturado la intensa alegría de tres niños, la cual se nos ha contagiado. A partir de ahí, el fotógrafo nos ha cedido su asiento de creador y nosotros hemos hecho el resto. Y como se indica en toda obra de ficción: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

viernes, 16 de marzo de 2012

Luis Pugnaire: Vida alrededor


Si se tiene 5 años y se escucha por prescripción facultativa el consejo –o condena- a no malgastar el poco resto visual que tienes, con actividades que únicamente están reservadas para aquellos sin esa tara física, puedes hacer dos cosas: y la que yo escogí fue atrincherarme en el pensamiento de que hay personas mayores que no tienen idea de lo que dicen.
Y no se si fue por causa de aquel momento, y en consecuencia por testarudez de no querer reconocer la realidad; pero lo cierto es que sin intención de demostrar nada a nadie, mis juegos, mis aficiones, mis deseos, se encaminaban inexorablemente por todo lo prohibido para mis ojos. Unos ojos, que según el galeno se apagarían muy pronto.
42 años después aun no se ha cumplido la profecía del facultativo… Cierto es, que si hiciéramos un símil de estos mis ojos con una cámara fotográfica, podríamos hablar de un ISO fijo de 6400, de unas lentes rayadas y con manchas, donde no va ni el zoom ni el angular. Únicamente de vez en cuando, el macro. Y desde luego el SAT se desentiende…




lunes, 12 de marzo de 2012

La chica del anuncio



Imagínense que puedo escoger un cuerpo. 
Puedo ser esa chica bella del cartel. Con una vida glamourosa. Cargada de éxito y dinero. El centro de las miradas ahí donde va. 
O puedo ser algún miembro de una familia normal. Con el dinero para llegar justo a fin de mes. O no llegar. Un hombre, una mujer y un par de hijos. Una hipoteca y el seguro de vida. No parece una opción demasiado atractiva.
Pero la chica guapísima no deja de mirar a esa familia tan ocupada en buscar el chupete del bebé.
No hay envidia en su mirada. Es simple complicidad. También forma parte de una familia con algún crio por en medio. Paga su hipoteca y le cuesta llegar a fin de mes. 
Todos estamos en el mismo jodido barco.
¿Que cuerpo debo escoger?

sábado, 10 de marzo de 2012

Salvador Altimir: Abandonar

Dice el diccionario que abandonar es separarse de un objeto, sea persona, animal o cosa, con el que se tienen relaciones de interés, de afecto, de protección o de deber. Nadie considera que tirar una bolsa de basura al contenedor sea abandonarla. Pero si lo sería dejar una mascota en medio del monte. Hay formas de uso curiosas. Algunas hacen referencia a nuestra ausencia. Abandonar el puesto de trabajo, por ejemplo. O abandonar a un amigo o amiga cuando no se acude a la cita. Otros hacen uso del pensamiento. Abandonar una idea. O al desamparo. Abandonar a la abuela en la residencia. O a la estética. La belleza nunca la abandonará.  Cuantas formas distintas de usar la misma palabra. Abandonarse en los brazos de la mujer. Abandonar las esperanzas. Abandoné mi suerte al azar.




Una mañana de domingo, al ir por el periódico, vi este cuadro abandonado junto a un contenedor. Cada vez que lo miro pienso en que razón tendría alguien para dejarlo ahi. ¿Se trataba de una pareja a la que el amor les había abandonado? Tal vez se debía a una cuestión más práctica. ¿Se mudaban de piso y no encajaba en la nueva decoración? O más trágica. Uno de ellos había fallecido. Y el otro, en pleno duelo, era incapaz de mirar el retrato. Tal vez no era un abandono real. Lo habían dejado ahí, apoyado, mientras descargaban el coche. Animo al lector a dar su opinión sobre el motivo del abandono de esta fotografía.

No querría sentirme abandonado sin comentarios.

jueves, 1 de marzo de 2012

Carlos Bueno: Expectación

Seguramente un publicista nos diría que una de las cosas más difíciles de su trabajo es captar la atención, conseguir interés, que el interés se extienda y así alcanzar la máxima audiencia posible.

Es inevitable que pensando en captar la atención me venga a la memoria aquel antiguo programa precursor de mucha farándula de hoy en día, la máquina de la verdad, dirigido por el ya fallecido Julián Lago. Durante el transcurso del programa, se dirigía al personaje auditado y le realizaba la pregunta entorno a la que giraba todo el programa. Con la pregunta formulada, dirigía su antención a la cámara y mirando a los espectadores fijamente decía, "pero no responda ahora, hágalo después de la publicidad"

No se si este teatro era importado de un formato americano, no se si fue producto de la improvisación, no se cual fue el origen, pero recuerdo que fue una frase bastante popular en aquel tiempo que cumplía su objetivo, captar nuestra atención y generar interés.

Precisamente interés fue lo que un pequeño asiático consiguió captar en la calle, hipnotizando a más de un centenar de personas, con el solo hecho de pintarse de blanco...¿o fue el tanga?