sábado, 31 de marzo de 2012

Guardar


Guardamos cosas. Unos pantalones que hace 20 años que no nos ponemos. Una caja de fósforos que nos dieron, una vez, en una cafetería. Las llaves de una casa en la que ya no vivimos. La vieja agenda que usábamos en la universidad. La entrada de un museo o el resguardo de un billete de avión.
Es el guardar informal. Sin demasiado sentido. Simpemente son cosas que somos incapaces de tirar.
Distinto es guardar formalmente. Las fotos de nuestra infancia. La colección de Tintines. El reloj que heredamos del abuelo. Un billete de quinientas pesetas. La medalla de la primera comunión. Un recorte de periódico que habla de nosotros. La necrológica de un ser querido.
Guardamos en casa. Guardamos en el trabajo. Incluso en el bolsillo interior de un abrigo. Para darnos, un día, la sorpresa.
También es verdad que a veces salimos corriendo. Sin darle demasiada importancia a lo que podemos dejar atrás.





5 comentarios:

  1. Cierto, tenemos tendencia a acumular montones de cosas, alguna vez me he preguntado de cuantas cosas seria capaz de prescindir aunque normalmente no pasa de ser un pensamiento.

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  2. La verdad es que no soy nada "guardador"...hay muy muy poquitas que conserve. Como dice Rafa, quizás influye el hecho de que haya mudado de casa una decena de veces. No sé, no me gusta guardar...prefiero el futuro.

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  3. Pues vas mal encaminado, querido gallego, solo tienes lo que anteriormente has guardado. El presente, apenas existe, en breves momentos se convierte en pasado o en un nebuloso futuro y del futuro no somos dueños. Al final nos quedamos con lo que hemos guardado ... hasta que ambos seamos uno.

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  4. Te veo muy por la propiedad privada y se me hace extraño :-P

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  5. Recuerdo cuando mi madre me guardó los libros del extinto EGB, por si algún día me hacían falta. Diez años después, los tiramos, su única funcion fue ocupar espacio. Creo que en ese momento me posicioné como un fundamentalista de lo funcional, con muy pocas excepciones.

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