domingo, 2 de diciembre de 2012

Camino del Norte

No es fácil explicar el atractivo del cicloturismo, al menos si uno quiere escaparse de los tópicos habituales como la sensación de libertad, el contacto con la naturaleza o el hacer camino a una velocidad humana, no maquinal. El cansancio, el dolor en culo y manos o la tensión que siempre aparece cuando se va haciendo tarde y aún no se tiene donde dormir, no sólo son inevitables sino la parte de la experiencia que la completa y le da realidad. No se trata de viajar en bici, sino de vivir en bici. Con todo su mundo a cuestas el viajero se enfrenta a lo que se va encontrando que no sólo puede ser bueno o malo, agradable o incómodo, sino que podría ser -y en los viajes memorables lo será- inesperado. 


La niebla gélida que le hace castañear los dientes una mañana tras varios días de sol radiante y el guiso de potro con sabor a otros tiempos que devora en una sencilla casa de comidas -y a ocho euros el menú- no son más que dos de los detalles que en su conjunto darán temperatura, luz, sabor y aroma a sus recuerdos. Y es que un bien viaje no arranca al salir, sino cuando surge la idea, y no acaba al llegar, en realidad no acaba nunca. No se recuerda la rutina sino lo nuevo, lo inesperado, y sólo se vive lo que se recuerda, lo que hizo mella. Si es cierto que la vida es camino, habrá que salir más a él.

6 comentarios:

  1. Buena publicación y muy agradable la foto que nos presentas.

    Saludos!!

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  2. Perdon salio coratdo el comentario anterior, decía que Buena publicación, esa foto con camino y niebla es bastante agradable y bueno, creo que este tipo de vistas son muy siginificativas para muchos de nosotros.
    Por cierto, de que país eres?
    Saludos!!

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  3. En una sociedad tan acomodada, es una de las pocas épicas que nos quedan...

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  4. Totttovsky, soy español :-)

    Gracias, Rafa. La verdad es que en los viajes más que épica la sensación que más impera es el alejamiento de la rutina. Quizás no haya nada que te aparte más del día a día.

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  5. Lo que màs me ha gustado, cuando dices, "en realidad no acaba nunca" totalmente cierto, esos grandes viajes trotamundos siempre nos acompañan.

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  6. Así es, Xavier. Y en este viaje me llevé a mi hijo mayor, con lo que las vivencias serán compartidas :-)

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