“Muñecas Jesmar”: Queriendo aprender a leer, ojeaba una
revista de humor que se llamaba TioVivo, allí me encontré con esas dos palabras
del encabezamiento; y por primera vez, comprendí por mi cuenta, sin la ayuda de
nadie al lado silabeándome el texto, aquel mensaje juguetero.
Aprender a leer y entender lo que lees, es como lanzarse en
picado en pleno vuelo sin paracaídas. Es una adictiva sensación de vértigo,
producida por esas palabras que forman historias, y que funcionan como
engranajes que se van acoplando, haciendo visibles otros mundos desconocidos.
El corazón desenfrenado por aquella magia, hizo que lo
anunciara inmediatamente a la familia: Ahora -dijo mi padre- ya sabemos leer
los cuatro. Y si quieres, hoy también puede ser el día en que aprendas a jugar
al ajedrez …
Pero eso ya es otra historia.
No hay nada como empezar a unir letras con los tebeos. Pushkin,
Cortazar, Shelley, Marquez o Kurtz, ya llegaran. Porque entender a Homero es
más sencillo si has devorado la mitología según Stan Lee. Ser experto en
física, química o medicina, es rápido si atiendes a Reed Richards, Bruce Banner
o Tony Stark. Si es el espacio exterior lo que te pone, aprende de Clark Kent,
Silver Surfer o Galactus.
Ahora, si tu intención es ser político, nada como Mortadelo
y Filemón, Y si quieres luchar contra el poder, no debes de olvidar el modus
operandi de Asterix y Obelix. Que deseas viajar; imita a Corto Maltés.
Leed y no paréis.
Aish, aunque sigo leyendo tebeos actualmente, has conseguido que vuelva atrás en el tiempo, reviviendo edades ya vividas. Gracias.
ResponderEliminarYo creo que me puedo considerar un lector compulsivo. Recuerdo que de pequeño iba a cambiar novelas del oeste de Silver Kane y Estefanía al quiosco. Una vez el dueño me preguntó que por qué leía aquella mierda. En mi inocencia no supe que contestarle y salí de allí rápidamente bien aprovisionado para unos días. No sé que gustos tendría aquel hombre, seguramente muy respetables, pero dudo mucho que gracias a él ningún niño/persona adquiera el hábito de leer. Yo hoy me alegro muchísimo de todas aquellas tardes persiguiendo forajidos.
ResponderEliminarFantástica historia, he revivido tiempos pasados, donde la imaginación volaba más y me sentía más libre.
ResponderEliminarDe acuerdo con Oscar,también pasé muchas tardes cambiando novelas (por una peseta) de los autores que menciona y de otro que se llamaba Keith Luger. Puede que suene cutre, pero es que era así.
ResponderEliminar